El 1 de octubre de 2025 no será una fecha más en el calendario de la transición energética. Ese día, Kawasaki Heavy Industries anunció el lanzamiento comercial del primer motor a gas de gran escala capaz de co-combustionar hidrógeno y gas natural en proporción 30/70.
Se trata de una primicia mundial, fruto de años de pruebas técnicas realizadas en las instalaciones de Kobe, Japón, que abren un camino intermedio entre la dependencia del gas y un futuro alimentado por hidrógeno verde. La apuesta de Kawasaki se centra en algo clave: avanzar hacia la descarbonización sin romper lo que ya funciona.
Tecnología probada, con un giro hacia el futuro

El nuevo Kawasaki Green Gas Engine ofrece una potencia de 8 MW, con la misma eficiencia que ha caracterizado a esta línea desde su lanzamiento en 2011 —más de 240 unidades instaladas en todo el mundo—, pero con una diferencia decisiva: puede quemar una mezcla con hasta un 30% de hidrógeno.
Este detalle es crucial. A diferencia de otros proyectos que dependen de construir redes específicas para el hidrógeno, esta tecnología aprovecha la infraestructura actual de gas natural. El resultado es un “retrofit inteligente” que reduce costos y acelera la adopción de energías más limpias.
Un puente entre presente y futuro
La gran ventaja de este motor no está solo en sus cifras, sino en su capacidad de adaptación. Puede funcionar en plantas industriales, comunidades urbanas o entornos rurales, lo que lo convierte en una herramienta estratégica para países que aún dependen del carbón o el petróleo.
Japón, que se ha fijado la neutralidad climática para 2050, ve en el hidrógeno un pilar central de su plan. Alemania, por su parte, ya impulsa iniciativas “H2-ready” en plantas de ciclo combinado. La visión compartida: crear una transición ordenada, donde la co-combustión sirva de puente mientras la infraestructura de hidrógeno verde se despliega globalmente.
El reto pendiente: producir hidrógeno a gran escala
La tecnología ya funciona. Lo que falta es asegurar un suministro de hidrógeno suficiente y a bajo coste. Kawasaki lo sabe, y por eso trabaja en proyectos paralelos: buques criogénicos para transportar hidrógeno líquido, compresores de alta presión y sistemas de almacenamiento seguros.
El desafío está en la producción masiva de hidrógeno verde mediante electrólisis con energías renovables. Mientras esa infraestructura llega, soluciones como el nuevo motor de Kawasaki permiten avanzar hacia una reducción real de emisiones sin esperar a un sistema 100% renovable.
[Fuente: EcoInventos]