El placer de escuchar

ChatGPT los resucitó. La IA ha devuelto la vida a los discos duros cuando todos los dábamos por muertos

Durante años, el disco duro fue el héroe olvidado del hardware. Demasiado lento, demasiado ruidoso, demasiado anticuado. Hasta que llegó la inteligencia artificial y lo resucitó. Hoy, mientras los focos apuntan a las GPU de NVIDIA y a los chips más avanzados, los viejos discos giratorios vuelven a mover el mundo digital.

Y no es una metáfora: gracias a un increíble informe realizado por Xataka, podemos decretar que lo que antes era un fósil tecnológico ahora es un pilar de la infraestructura de la IA.

El regreso de los gigantes que nadie esperaba

Los discos duros están viviendo su revancha. La fiebre de la IA dispara las acciones de Seagate y Western Digital más de un 150 %
© Pexels – Pixabay.

Seagate y Western Digital, los dos nombres que durante décadas dominaron el almacenamiento magnético, vuelven a estar en la cima. En lo que va de año, las acciones de Seagate han subido un 148 % y las de Western Digital un 156 %. No es suerte: es la consecuencia directa de la fiebre de la inteligencia artificial.

Mientras las GPUs de los centros de datos entrenan y ejecutan modelos como ChatGPT, Gemini o Claude, hay un detalle invisible que sostiene toda esa maquinaria: los datos. Terabytes y terabytes de información que deben almacenarse de forma segura, eficiente y barata. Y ahí, los discos duros no tienen rival.

La paradoja del progreso

Durante la última década, los SSD se adueñaron del mercado de consumo. Eran más rápidos, más silenciosos y cada vez más baratos. Pero en la escala industrial —donde un solo centro de datos puede manejar exabytes de información— la historia cambia.

La IA, con su insaciable hambre de datos, ha redescubierto lo que ya sabíamos: la velocidad importa, pero la capacidad manda.

Los centros de datos están cambiando de piel

Los discos duros están viviendo su revancha. La fiebre de la IA dispara las acciones de Seagate y Western Digital más de un 150 %
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Cada consulta que hacemos a ChatGPT, cada imagen que generamos, cada documento que subimos deja un rastro digital. Esos rastros se almacenan en miles de discos duros repartidos en gigantescos centros de datos.

La inversión global en estas infraestructuras se ha disparado, y con ella la demanda de unidades magnéticas. Seagate, Western Digital y Toshiba, que juntas controlan casi el 100 % del mercado, están viviendo una auténtica segunda juventud.

Mientras tanto, en sus laboratorios, los ingenieros trabajan en nuevos diseños de platos, cabezales y recubrimientos para alcanzar los 40 y 50 TB por unidad en pocos años.

En un mundo que avanza hacia lo intangible, los discos duros siguen siendo el corazón físico del almacenamiento.

Una ironía que gira a 7.200 revoluciones por minuto

La inteligencia artificial representa la vanguardia tecnológica, el símbolo del futuro. Y sin embargo, su memoria depende de una tecnología que nació en los años 50, cuando IBM presentó el primer disco duro del mundo, el RAMAC 305. Setenta años después, los principios siguen siendo los mismos: un cabezal magnético, un plato que gira y la promesa de no olvidar nada.

El disco duro no desapareció: solo estaba esperando su momento. Y la IA, con su sed de datos infinita, se lo ha devuelto.

Así que, sí: como indica Xataka, ChatGPT los resucitó. Y mientras sigan generándose palabras, imágenes y modelos, los discos seguirán girando. En silencio, en la sombra… pero más vivos que nunca.

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