En un mundo donde la energía se ha convertido en arma geopolítica, China acaba de mostrar su músculo naval e industrial. Su nueva joya no es un cohete ni una central en tierra firme, sino un coloso flotante de gas natural licuado que se dirige a África. Con esta maniobra, Pekín no solo rompe un récord de ingeniería, también busca posicionarse en la carrera global por el control del GNL.
Un récord flotante que nace en los astilleros chinos

La ciudad portuaria de Nantong, en la provincia de Jiangsu, fue el escenario del último espectáculo industrial de China: el lanzamiento de la NGUYA FLNG, una instalación capaz de procesar 2,4 millones de toneladas de gas natural licuado (GNL) al año. Con 376 metros de eslora, 60 de manga y 35 de puntal, su tamaño la coloca entre las mayores estructuras flotantes jamás construidas.
A bordo alberga tanques criogénicos con capacidad para 180.000 metros cúbicos de GNL y 45.000 de gas licuado de petróleo. Todo en una planta que no necesita tocar tierra: procesa, almacena y carga el gas directamente en alta mar, acelerando la exportación sin necesidad de construir terminales en costa.
La salida desde Nantong fue un desafío en sí mismo. Para mover semejante estructura, se desplegaron 14 remolcadores y patrulleras, además de drones que controlaban la maniobra desde el aire. El convoy alcanzó los 740 metros, marcando un récord en remolque costero.
El Congo como nuevo jugador energético

El destino de NGUYA FLNG es la República del Congo, donde se instalará a 50 kilómetros de Pointe-Noire, en aguas de entre 33 y 35 metros de profundidad. Su misión será integrarse en el proyecto Congo LNG, liderado por la italiana Eni, que ya opera allí la unidad Tango FLNG. Juntas, ambas plantas podrán procesar hasta 3 millones de toneladas de GNL anuales, una cifra pequeña en comparación con Qatar o Estados Unidos, pero estratégica para diversificar el suministro europeo.
Europa mira con atención. Desde la invasión rusa de Ucrania, reducir la dependencia del gas ruso se ha convertido en prioridad, y África central aparece como proveedor emergente. Para el Congo, significa aprovechar reservas sin costosas infraestructuras terrestres; para Eni, reforzar su papel en el continente; y para China, mostrar que puede producir y movilizar tecnologías críticas en el tablero energético global.
🇨🇳 La instalación flotante de gas natural licuado (GNL) más grande de China, la NGUYA FLNG, zarpó.
La instalación se desplegará para el proyecto de GNL de una compañía energética italiana en aguas de la República del Congo en África.😃 pic.twitter.com/NcklyOO737— Hermosa China (@40Hermosa) September 14, 2025
Una pieza clave en la geopolítica del gas
El viaje de NGUYA FLNG no termina con su llegada al Congo. Su instalación, conexión al sistema submarino y primera carga de gas serán pruebas decisivas para evaluar hasta qué punto este tipo de plantas pueden acelerar el suministro global.
Más allá de su tamaño récord, la plataforma representa la apuesta china por trasladar al mar su capacidad industrial. Si funciona según lo previsto, podría abrir una nueva era en la que las plantas flotantes reconfiguren el mapa energético tanto como lo hicieron los gasoductos en tierra firme.
Fuente: Xataka.