Un estudio de Randstad muestra que la generación Z permanece apenas un año en un empleo antes de buscar otro. La cifra contrasta con la de los millennials, que rondan los dos años, y con la de la generación X y los baby boomers, que se acercan a los tres. Para los más jóvenes, la estabilidad laboral dejó de ser un objetivo. Hoy el foco está puesto en sumar experiencias y proyectar su crecimiento profesional.
El informe revela que solo un 11% de los centennials planea quedarse en su trabajo a largo plazo, mientras que uno de cada tres ya piensa en cambiarlo durante el próximo año. La principal razón es la falta de oportunidades de desarrollo, lo que los impulsa a mirar hacia otros horizontes con rapidez.
Un reto para las empresas

Este comportamiento representa un desafío para las organizaciones, que enfrentan mayores costos de selección, capacitación y retención. Los beneficios tradicionales y los salarios competitivos no resultan suficientes para fidelizar a una generación que busca crecimiento y empleos alineados con sus valores.
Andrea Ávila, CEO de Randstad para Argentina, Chile y Uruguay, señaló: “Esta nueva realidad nos interpela a repensar cómo construimos trayectorias profesionales atractivas, con aprendizaje continuo y oportunidades de impacto real que satisfagan los deseos y necesidades de los trabajadores más jóvenes”.
La tendencia también se refleja a nivel global: desde enero de 2024, las ofertas de empleo para perfiles con poca experiencia cayeron un 29%. Esto llevó a muchos jóvenes a diversificar ingresos tomando más de un trabajo o buscando alternativas que aporten nuevas habilidades.
Nuevas expectativas laborales
El estudio indica que solo el 45% de la generación Z trabaja a tiempo completo en empleos tradicionales. De ese grupo, un 31% preferiría tener un segundo empleo, no solo para aumentar ingresos, sino también para sumar experiencias que fortalezcan su desarrollo profesional.
Más de la mitad (52%) está explorando activamente nuevas oportunidades laborales. Ávila remarcó que esta movilidad “no se trata solo de un menor nivel de compromiso”, sino de la confianza que los jóvenes tienen en sus capacidades y en su ambición de futuro. “Retenerlos no significa ofrecer únicamente un salario competitivo, sino entornos donde puedan crecer, sentirse escuchados y alinear su trabajo con sus valores y propósito personales”, concluyó.
[Fuente: El Cronista]