La robótica doméstica está viviendo una revolución. Ya no se trata de construir máquinas frías y mecánicas, sino compañeros capaces de convivir con nosotros de forma natural y emocionalmente cercana. Ese es el objetivo de Cartwheel Robotics, la compañía que acaba de presentar al mundo a Yogi, un robot humanoide diseñado para ayudar, acompañar y hasta alegrar los hogares.
En una industria dominada por proyectos como Atlas de Boston Dynamics o los robots industriales de Elon Musk, Yogi representa una nueva corriente: la de los robots “lindos”, cercanos y con presencia amigable. Según la propia Cartwheel, este robot está pensado para “ofrecer compañía y comodidad”, mientras aprende constantemente nuevas habilidades gracias a la inteligencia artificial.
Un ayudante que parece tener emociones

Yogi se mueve con fluidez, reconoce objetos y personas, y puede realizar desde tareas básicas del hogar hasta labores de asistencia en hospitales o investigaciones. Pero su rasgo más llamativo no es técnico, sino emocional: su apariencia transmite simpatía y calma, algo que sus creadores consideran esencial para integrarse sin incomodar a las personas.
Shahab Samimi, CEO de Humanoid Global, explicó que el diseño de Yogi busca “una conexión humana genuina”, inspirada en personajes como Baymax, de la película Big Hero 6. “Queríamos crear algo que no solo ayudara, sino que también hiciera sentir acompañadas a las personas”, señaló.
A diferencia de los robots de fábrica, Yogi fue concebido para convivir en entornos cotidianos: puede recibir invitados, ayudar en hospitales o simplemente aportar calidez a una habitación.
Cómo funciona Yogi: el robot que aprende a vivir contigo
La clave de este robot está en su sistema de aprendizaje continuo, basado en IA. Con cada interacción, Yogi mejora sus movimientos y su comprensión del entorno. Si un día ayuda a poner la mesa o a organizar una estantería, al siguiente lo hará mejor.
Según el portal Interesting Engineering, el objetivo de Cartwheel Robotics es crear robots domésticos inteligentes y emocionales, capaces de adaptarse a diferentes contextos sin resultar intimidantes. Su apariencia, sus gestos y su tono de voz fueron diseñados para generar confianza, algo que podría marcar un antes y un después en la relación entre humanos y máquinas.
Más que una máquina: un compañero
Lo que diferencia a Yogi de otros humanoides no es solo la tecnología, sino su propósito. Mientras Atlas o Ameca impresionan por su precisión o realismo, Yogi busca despertar empatía. No pretende reemplazar al ser humano, sino acompañarlo, ofreciendo una presencia amigable y colaborativa en la rutina diaria.
Su diseño demuestra que el futuro de la robótica no tiene por qué ser frío o impersonal. Quizás los robots del mañana no solo limpien o cocinen, sino que también nos hagan sonreír.
[Fuente: El Universo]