Sin embargo, detrás de ese éxito hay soluciones ingeniosas que sorprenden por su sencillez. Una de ellas entra en acción cada invierno, cuando las temperaturas caen y la nieve se convierte en un enemigo silencioso.
¿Por qué rocían los trenes con agua en invierno?
A simple vista, puede parecer una mala idea: ¿agua sobre un tren en pleno frío? ¿No generará más hielo?
La respuesta es no. Y la razón está en la física.
En regiones del norte de Japón, como Hokkaido, las nevadas son extremas y persistentes. Cuando los trenes de alta velocidad superan los 200 km/h, generan potentes corrientes de aire que aspiran la nieve de la vía. Esa nieve vuelve a depositarse en zonas críticas del tren —bogies, pasos de rueda y bajos— donde se compacta y se transforma en bloques de hielo.
El verdadero peligro aparece después.

El problema oculto del hielo a alta velocidad
Cuando esos bloques se desprenden durante la marcha, caen sobre el balasto (las piedras que estabilizan la vía). A velocidades tan altas, las piedras salen despedidas como proyectiles, capaces de:
Los antiguos quitanieves ya no eran suficientes para este nuevo escenario de alta velocidad.
La solución japonesa: agua para proteger, no para limpiar
La respuesta fue tan simple como brillante: aspersores integrados en la vía que pulverizan agua caliente cuando el tren entra en estaciones o tramos críticos.
Los chorros de agua caliente se usan principalmente para derretir nieve y hielo en rieles y cambios de vía, previniendo descarrilamientos; esto es una práctica estándar en el sistema Shinkansen desde los años 70.
— Erick 🇳🇴 (@ErickSky) December 20, 2025
Este sistema cumple dos funciones clave:
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Derrite la nieve y el hielo antes de que se compacten peligrosamente.
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Ayuda a desprender los restos congelados, que se eliminan de forma controlada y segura gracias al propio flujo de aire del tren.
Lejos de generar más hielo, el sistema reduce drásticamente los daños y permite que los trenes mantengan su velocidad y seguridad incluso en inviernos severos.
Ingeniería discreta, eficacia total
Este “riego ferroviario” no es visible para la mayoría de los pasajeros, pero es una pieza esencial del engranaje que mantiene al Shinkansen como referencia mundial. No se trata de una solución futurista ni espectacular, sino de entender el problema físico y resolverlo con precisión.
Una vez más, Japón demuestra que la excelencia tecnológica no siempre nace de ideas complejas, sino de aplicar inteligencia, observación y sentido práctico allí donde más se necesita.
Fuente: Xataka.