El placer de escuchar

La mentira más loca y absurda de Elon Musk

¿Qué ocurrirá cuando el mundo esté lleno de robots humanoides? Según Elon Musk, la respuesta es una utopía tecnológica en la que los humanos ya no tendrán que trabajar y recibirán un pago simplemente por descansar. Y si conoces algo sobre el futurismo del siglo XX, probablemente ya escuchaste esa promesa antes.

Musk tiene un largo historial de declaraciones exageradas. El CEO de Tesla suele hacer promesas grandiosas sobre el futuro que nunca logra cumplir. Una de esas promesas es que, en algún momento, los robots realizarán todo el trabajo, liberando a los humanos para recibir subsidios del gobierno.

¿Cómo inició todo?

La conversación comenzó el sábado, cuando un usuario de X predijo que “para 2030, todos los empleos serán reemplazados por IA y robots, fácilmente”. El usuario sostuvo que, dado que EE.UU. tiene unos 170 millones de trabajadores, y 80 millones de esos empleos son “manuales”, el número de robots necesarios rondaría los “20 millones de sistemas autónomos –incluyendo vehículos, equipos automatizados y robots–”.

Musk respondió que, aunque creía que los cálculos eran correctos, en el futuro habría muchos más robots que personas.

“Tus estimaciones son más o menos correctas. Sin embargo, los robots inteligentes con forma humanoide superarán ampliamente a la población humana, ya que cada persona querrá tener su propio R2-D2 y C-3PO. Y además habrá muchísimos robots en la industria por cada ser humano para proveer productos y servicios”, tuiteó Musk.

Entonces la discusión se volvió más interesante. Y más ridícula. Otro usuario le preguntó: “Cuando los robots reemplacen a los trabajadores, ¿cómo podrán sobrevivir quienes queden desempleados?”.

El multimillonario aseguró que todos se beneficiarían con ayudas sin necesidad de trabajar:
“Habrá un ingreso universal elevado (no solo básico). Todos tendrán la mejor atención médica, alimentos, vivienda, transporte y todo lo demás”, escribió Musk.

Sus comentarios serían graciosos si no fueran una mentira tan descarada. Y una que, probablemente, algunas personas muy ingenuas lleguen a creer.

Los ataques y las acciones de Musk

Musk es el mismo que ha buscado recortar al gobierno federal para impedir que supuestos “indeseables” reciban beneficios sociales. Según su propia visión, no hay nada peor que quienes no contribuyen en nada y reciben todo lo necesario para vivir. Entonces, ¿por qué deberíamos creer que realmente quiere garantizar un ingreso para todos mientras los robots hacen el trabajo real? ¿Quién administraría ese sistema? ¿Cómo se sostendría? Y, lo más importante, ¿quién sería dueño de los robots?

Tesla tiene mucho que ganar de esta narrativa. Musk fabrica el robot humanoide Optimus, un autómata que, según él, no solo se producirá en millones, sino en miles de millones algún día. Optimus va muy por detrás de competidores como Figure, pero Musk insiste en que algún día el robot de Tesla cuidará a tus hijos.

Si conoces algo de las promesas de la automatización en los años 50, 60 y 70, la idea de que los robots harían todo el trabajo no es nueva. Algunos pensadores creían inevitable que la tecnología avanzara hasta dar lugar a una sociedad del ocio. Y aunque los robots efectivamente se están desarrollando y serán más comunes, esas promesas sobre sus efectos sociales nunca se cumplieron.

Walter Cronkite, un periodista legendario y muy confiable para el público estadounidense, dijo en CBS en 1967 que las criadas robóticas y la automatización masiva harían la vida mucho más fácil.

“La tecnología está abriendo un nuevo mundo de tiempo libre”, dijo Cronkite. “Un informe del gobierno proyecta que para el año 2000, EE.UU. tendrá semanas laborales de 30 horas y vacaciones de un mes como norma”.

¿Una realidad distinta a la actual?

Cronkite no era ningún radical socialista. Pero casi todos daban por hecho que el futuro traería menos trabajo y más comodidad. Aunque, trabajar menos también planteaba problemas. La revista Parade publicó en 1959 un artículo titulado “¿Harán los robots obsoletas a las personas?”, donde se describía un panorama sombrío: todo el trabajo sería realizado por máquinas, pero los humanos perderían su propósito vital.

“El gran desafío de la humanidad será el aburrimiento, con un aumento de suicidios a medida que la gente pierda el rumbo. Los gobiernos y la vida familiar se marchitarán. Los funcionarios públicos serán reemplazados por supervisores de juegos y deportes, y administrarán exámenes competitivos para decidir quién puede trabajar en los pocos empleos esenciales que queden”, advertía el artículo.

La idea es aún más antigua que mediados del siglo XX, aunque esa época fue la más popularizada en los medios, como la serie Los Supersónicos de los 60, donde George Jetson trabajaba apenas tres horas al día y disfrutaba de un estilo de vida soñado.

También ha existido la visión contraria: robots como amenaza. En los años 30, en plena crisis económica, eran retratados como peligrosos, capaces no solo de quitar empleos, sino también de dedicarse a la bebida y acosar mujeres. Sin embargo, en tiempos de bonanza, los tecnólogos han preferido vender la imagen de los robots como salvadores.

En definitiva, Musk no está inventando nada nuevo. La promesa de que los robots harían todo el trabajo ya lleva generaciones circulando. Pero al añadir la idea de un ingreso universal elevado, lo que hace es duplicar la dosis de absurdo.

Este artículo ha sido traducido de Gizmodo US por Lucas Handley. Aquí podrás encontrar la versión original.

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