Durante décadas, la teletransportación fue un sueño reservado a Star Trek y otras sagas futuristas. Sin embargo, un equipo de la Universidad de Oxford ha conseguido realizar algo que se le parece mucho: trasladar información cuántica de un procesador a otro sin que nada físico viaje entre ellos. Y este logro podría redefinir el futuro de la informática.
El salto imposible que ya no lo es
Hasta hace poco, la teletransportación era un concepto literario más que una posibilidad científica. Pero los físicos cuánticos llevan años experimentando con un fenómeno casi mágico: la intricación cuántica. Se trata de una conexión invisible entre dos partículas que, aunque estén separadas, actúan como si fueran una sola.
En un estudio publicado en Nature el 5 de febrero de 2025, los investigadores de Oxford explican que lograron teletransportar un programa cuántico de un ordenador a otro sin enviar ningún tipo de partícula entre ellos. La hazaña se consiguió utilizando fotones intrincados, unidades de luz que mantienen una relación inseparable: si se altera uno, el otro reacciona de inmediato, aunque estén a metros o kilómetros de distancia.
El resultado es sorprendente: la información de un procesador cuántico apareció en otro como si hubiera saltado de forma instantánea, sin cables, sin ondas, sin materia. Una copia perfecta, lograda únicamente a través del entrelazamiento de la luz.

Cuando dos ordenadores “piensan” al mismo tiempo
Para entender la magnitud de este avance, hay que recordar cómo funciona la computación cuántica. En lugar de bits convencionales (0 o 1), estos sistemas trabajan con qubits, que pueden ser 0 y 1 al mismo tiempo gracias a la superposición cuántica. Este principio multiplica la capacidad de cálculo de forma exponencial.
El equipo de Oxford utilizó dos procesadores cuánticos separados por dos metros y los conectó mediante fotones intrincados. El estado de cada qubit de luz en el primer procesador estaba vinculado directamente al del segundo. Cuando los investigadores modificaron uno, el cambio se reflejó de inmediato en su par, como si ambos procesadores compartieran una mente común.
Lo extraordinario es que ningún tipo de señal física viajó entre ambos sistemas. No hubo cables, fibra óptica ni transmisión por radio. Solo la pura conexión cuántica, esa “acción fantasma a distancia” que Albert Einstein consideraba imposible.
El camino hacia una red cuántica global
Aunque aún estamos lejos de la teletransportación de materia o personas, este experimento es el primer paso hacia el cálculo cuántico distribuido. Es decir, conectar múltiples ordenadores cuánticos para que actúen como una sola máquina universal, compartiendo estados, recursos y operaciones de manera instantánea.
Imagina una red mundial de procesadores interconectados cuánticamente, donde la información no se transmite, sino que existe simultáneamente en cada punto del sistema. Esa es la base del futuro internet cuántico, una red en la que la latencia desaparecería y la seguridad sería absoluta.
El potencial es abrumador: simulaciones moleculares para crear nuevos medicamentos, predicciones climáticas a nivel atómico, descubrimiento de materiales imposibles o incluso la modelización del cerebro humano con una precisión jamás vista. La ciencia apenas comienza a rascar la superficie de lo que esto podría significar.
Einstein tenía razón… y también se equivocaba
El experimento de Oxford confirma algo que muchos físicos sospechaban desde hace décadas: la información cuántica puede transferirse sin medio físico. Lo que Einstein llamaba una “acción fantasma a distancia” no era una ilusión, sino una propiedad fundamental del universo.
Aunque ninguna partícula se haya movido realmente, el estado cuántico completo se replicó con éxito en otro sistema. Una proeza que no solo valida teorías cuánticas centenarias, sino que abre una nueva era para la ciencia de la información.
Falta mucho para dominar la intricación a grandes distancias, pero el principio ya está demostrado. Si la humanidad alguna vez logra controlar este fenómeno a escala global, la teletransportación dejará de ser un sueño… para convertirse en tecnología cotidiana.
[Fuente: Presse-citron]