Los relojes biológicos son los dispositivos de tiempo naturales del cuerpo que regulan el ciclo de los ritmos circadianos. Casi todos los tejidos y los órganos biológicos contienen relojes. El cerebro es el coordinador de todos ellos y los mantiene sincronizados. El organismo reacciona a la señal dada por la luz al amanecer y su disminución al anochecer, es decir los ritmos de vigilia y sueño. La alteración de estos ritmos circadianos provoca una serie de consecuencias que afectan tanto la salud física como la mental.
El doctor Diego Golombek investigador superior del Conicet en la Universidad de San Andrés y en la Universidad Nacional de Quilmes, explicó a Infobae en una nota anterior que “existen numerosos trabajos que demuestran la importancia de un adecuado ciclo de luz y oscuridad para mantener sincronizado el reloj biológico humano. Pero lo novedoso es que esta sincronización repercute en muchos ámbitos de la salud, no solo en el sueño, sino también en el metabolismo, el sistema inmune, el sistema cardiovascular y hasta en el estado de ánimo”.
De esta manera, un reloj biológico mal regulado en el cuerpo puede conducir a un envejecimiento prematuro y las investigaciones han encontrado que sincronizar estos ritmos podría retrasarlo.
Un equipo liderado por Salvador Aznar Benitah, investigador ICREA del Institute for Research in Biomedicine (IRB Barcelona), y Pura Muñoz-Cánoves, investigadora ICREA del Departamento de Medicina y Ciencias de la Vida de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), describieron en un estudio cómo la sincronización, la relación entre el reloj central y los relojes periféricos del músculo y la piel juegan un papel clave para asegurar el correcto funcionamiento de estos tejidos, así como para prevenir procesos degenerativos asociados al envejecimiento.
Uno de los hallazgos, que está relacionado con la sincronización entre el reloj central y el reloj periférico del músculo, se publicó en la revista Science. El otro resultado sobre la coordinación entre el reloj central y el periférico de la piel se publicó en la revista Cell Stem Cell.
Cómo nos impacta la alteración de los ritmos circadianos
Ese reloj interno es un conjunto de aproximadamente de 20.000 neuronas que se encuentran en una región del hipotálamo llamada núcleo supraquiasmático (NSQ). Por sus funciones está ligado a las vías del nervio óptico y al hipotálamo, por sus roles hormonales.
La doctora Lucía Mendoza Viveros, del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señaló que “cuando el reloj biológico y el metabolismo no están sincronizados producen daños a la salud como la obesidad, enfermedad que no sólo es consecuencia de malos hábitos alimenticios o sedentarismo, también aparece por una falta de sincronización de las actividades diarias y los ciclos de luz y oscuridad en el ambiente”.
Según un estudio, el más grande del mundo sobre la exposición a la luz y su impacto en la salud mental, realizado con 85.000 participantes y publicado en la revista Nature Mental Health, estar a la luz durante la noche aumenta el riesgo de una persona de sufrir trastornos psiquiátricos como ansiedad, trastorno bipolar y trastorno de estrés postraumático así como autolesiones.
El doctor Enrique De Rosa Alabaster, médico psiquiatra, neurólogo, sexólogo y médico legista, explicó cómo la alteración de los ritmos circadianos provoca problemas del sueño y sus correspondientes consecuencias: “Estas van desde cansancio diurno y menor concentración hasta los síntomas de ansiedad y depresión que experimentamos en periodos de mucho estrés. Así, se va generando alteración de los ritmos circadianos, hasta el establecimiento de la ansiedad, depresión ya no sintomáticas sino como enfermedades y, finalmente, llegando a graves consecuencias relativas a la deprivación de sueño o la ruptura de sus patrones como patologías más severas como el deterioro neurodegenerativo cortical (correlación insomnio- Alzheimer)”.
Y agregó: “Está demostrado que la desregulación de los ritmos circadianos influye sobre la plasticidad neuronal y la neurogénesis. Así está demostrada una correlación con enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y el Parkinson”.
El estudio que vinculó el ritmo circadiano y el envejecimiento
En un experimento con ratones, los científicos de España modificaron genéticamente a los animales para interferir con un gen crítico del reloj muscular llamado Bmal1. Los ratones modificados, que carecían de estos cronómetros moleculares, mostraron un envejecimiento prematuro y una muerte temprana, equivalente a un ser humano falleciendo a los 40 años. Sorprendentemente, al restaurar la función del gen Bmal1 tanto en el cerebro como en los tejidos musculares, los ratones experimentaron mejoras significativas en la salud muscular.
“Es fascinante ver cómo la sincronización entre el cerebro y los relojes circadianos periféricos desempeña un papel fundamental en la salud de la piel y los músculos, mientras que los relojes periféricos por sí solos son autónomos a la hora de llevar a cabo las funciones tisulares más básicas”, afirmó Salvador Aznar a El Confidencial.
En la investigación, los científicos descubrieron que aunque los ratones mantenían todos sus genes y la capacidad de expresarlos de manera adecuada para cumplir sus funciones, la falta de estos relojes circadianos les impedía identificar el momento óptimo para realizar dichas funciones, provocando un colapso temprano de toda su infraestructura vital. Los investigadores descubrieron que la falta de sincronización entre el reloj principal y el reloj muscular puede provocar signos de envejecimiento prematuro y desgaste del tejido muscular. Concluyeron que sin estos relojes que marcan el ritmo de la existencia, el envejecimiento se aceleraría.
“Nuestro estudio revela que se necesita una interacción mínima entre sólo dos relojes tisulares (uno central y otro periférico) para mantener el funcionamiento óptimo de tejidos como los músculos y la piel y evitar su deterioro y envejecimiento. Ahora, el siguiente paso es identificar la señalización de factores implicados en esta interacción, con posibles aplicaciones terapéuticas en mente”, señaló al mismo medio Pura Muñoz-Cánoves, profesora de la UPF e investigadora principal en Altos Labs (San Diego, EEUU).
Según los expertos, a medida que se produce el envejecimiento, los mecanismos internos de cronometraje parecen volverse menos precisos y, perder esa sincronización tiene consecuencias importantes para la salud.
Los científicos detrás de los hallazgos del estudio español esperan que su descubrimiento sirva de guía para otros expertos, facilitando el desarrollo de estrategias de tratamiento y medidas preventivas contra el envejecimiento prematuro en el futuro.
Respetar los ritmos biológicos es la clave
Para preservarlos, lo mejor es adoptar hábitos simples como mantener ritmos y horarios de sueño, y exponerse regularmente a la luz solar.
Algunos consejos del doctor Golombek para mantener de forma regular el ritmo biológico y cuidar la salud física y mental son:
Exponerse a la luz solar. “Es la nafta del reloj biológico y para mantenerlo bien, sincronizado, escuchar el tic tac del reloj, hay personas más matutinas y más vespertinas y cuanto más uno pueda respetar estos mandatos, estos mandatos cronopios o mandatos cronobiológicos, mejor le va a ir”, dijo Golombek.
Hacer ejercicio durante el día
No exponerse a la luz de las pantallas durante la noche
Dormir en un lugar adecuado, silencioso, oscuro y templado
Separar el horario de la cena del horario irse a dormir