Lunes, 4 de Septiembre de 2017

Bambi cumple 75 años

 Estrenada en 1942, el inolvidable filme de Walt Disney se basó en la novela de un escritor austríaco, autor también de una famosa novela porno. Hablemos del ciervito más famoso del cine y de la orfandad.

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Bambi acaba de cumplir 75 años desde su lanzamiento en EE. UU. y luego en todo el mundo. Fue un proyecto que llevó dos años, desde la adaptación de guion hasta su estreno. Y si Walt Disney no fue el inventor de los dibujos animados, pero sí fue el que convirtió una novedad técnica y un formato de alrededor de cinco minutos en un arte que representaba la ilusión de la vida real, quiso que para Bambi sus criaturas fueran aún más realistas y expresivas que su revolucionaria Blancanieves.

Pero el origen del film se remonta a su novela original, Bambi, una vida en el bosque de Felix Salten, seudónimo del escritor austriaco Siegmund Salzmann. Una sola "e" lo diferencia del otro famoso, Sigmund, pero ambos tenían mucho en común. Fueron hijos del esplendor de Viena, ciudad que fue el barómetro de la crítica cultural de Europa de principios del siglo 20, donde todo era posible: desde el deambular de un joven artista frustrado que en la ciudad imperial pergeñaría el huevo de la serpiente de un pasquín de odio llamado Mi lucha, hasta el grupo de intelectuales y artistas que se agrupaban bajo el grupo "La Joven Viena". Algunos de ellos fueron el periodista Karl Krauss, que con premonición declaraba la crisis del periodismo desde su diario La Antorcha, el escritor Arthur Schnitzler, cuyas novelas emparentadas con las investigaciones sobre sexualidad de su amigo Sigmund Freud serían llevadas al cine por Max Ophuls y por Stanley Kubrick en Ojos bien cerrados) y el errabundo Stefan Zweig. Y Salten/Salzmann, nieto de un rabino judío, alternaba las reseñas de arte en casi todos los diarios vieneses, con la escritura de cuentos breves y una obra pionera de la pornografía: Josephine Mutzenbacher – La historia de la vida de una prostituta vienesa.

La novela se editó como anónima y en la actualidad sigue sorprendiendo su vivaz erotismo explícito. Si el mundo no llegó sorprenderse de que el autor de Bambi, una de las más celebradas lecturas infantiles (para 1928 ya se había traducido al inglés) fuera al mismo el escritor de una de las escenas más descriptivas del orgasmo femenino a principios de siglo (que la protagonista tiene con un cura), era porque todos los libros del grupo de "La joven Viena", junto con los de Einstein, Marx y Kafka, pronto serían parte de la hoguera del nazismo.

Volvamos a su estreno: agosto de 1942. En plena batalla de Stalingrado, Bambi podría ser vista como un film bélico: matanza de inocentes, pérdida de seres queridos, ataques incendiarios y relámpagos como los bombardeos Blitzkrieg a Londres. "Un padre desaparecido en el frente y la madre, víctima de guerra", como escribió el crítico Peter Wollen en la entrada "B de Bambi" en su libro Un abecedario del cine.

Serge Daney, en su texto "El travelling de Kapo" – uno de los más brillantes artículos sobre los límites morales de lo que se puede expresar en la pantalla de cine-, se vanagloriaba de no haber visto jamás Bambi. Y concluía el texto afirmando que tal vez vería el film, para recuperar su infancia. No es casual que más adelante, en el mismo libro (Perseverancia) se refiriese a la escalofriante película, La noche del cazador, un gótico noir sobre niños cuya madre es asesinada. «A veces me preguntan cuál es la primera película de terror que recuerdo y yo siempre respondo que Bambi», contó en más de una entrevista el rey del terror, Stephen King. «Mi madre me llevó a verla al cine y me acuerdo de la escena del incendio con los animales huyendo. Era realmente terrorífica».


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