Viernes, 6 de Octubre de 2017

Celeste Cid asegura que el mindfulness la salvó

La atención plena y meditación modifican la estructura cerebral y reducen el estrés social, según un reciente estudio.

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 La “estrella” estyuvo internada dos veces en 2009, en una comunidad terapéutica y en 2011 en un neuropsiquiátrico, a donde arribó por excitación psicomotriz. "No soy una persona que necesite vivir empastillada. Busqué otros recursos. Siempre deberé estar atenta a las conductas. Y soy atenta", confesó y dijo que apeló a una terapia alternativa, el mindfulness.

El mindfulness es considerada una práctica de meditación, una técnica de relajación y una actitud más distendida ante la vida. La doctora Perla Kaliman, profesora de la Universidad de Cataluña e investigadora de la Universidad de California, contó  que es una herramienta que se puede usar en cualquier situación y en cualquier momento del día.

El objetivo es conseguir que las situaciones cotidianas no te afecten, que tus emociones no te jueguen una mala pasada, que puedas tomar las mejores decisiones en cada momento y que tu mente deje de fabricar pensamientos que no te llevan a nada bueno.

La práctica de la meditación basada en la atención plena está cada vez más integrada en el ámbito clínico. Numerosos estudios científicos ya demostraron que este tipo de prácticas mejora la calidad de vida, al reducir el estrés, la salud cardiovascular y ayuda al sistema inmunitario.

os ejercicios de meditación y conciencia plena o "mindfulness" modifican la estructura cerebral y reducen el estrés social, según comprobó un equipo de científicos del Instituto Max Planck de Neurología y Ciencias Cognitivas de Leipzig (Alemania).  Su trabajo, publicado en la revista Science Advances, lleva el nombre de ReSource Project y se basó en el estudio de 160 personas que siguieron tres módulos de distintas prácticas de meditación de tres meses de duración cada uno. 

"Nuestros resultados proporcionan una evidencia impresionante de la plasticidad cerebral en los adultos, a través de una práctica mental diaria, breve y concentrada que conduce a un aumento de la inteligencia social", explicó Tania Singer, la investigadora principal del proyecto. 


En el primero de los módulos se instruyó a los participantes en técnicas básicas de meditación, que exigen centrar la atención en la respiración, en las sensaciones en distintas partes o en señales visuales o acústicas. El segundo trimestre se centró en las competencias socio-afectivas, como la compasión, la empatía, la gratitud o la gestión de emociones, añadiendo a la meditación clásica nuevas técnicas que debían probar diez minutos cada día por parejas.  En el tercer módulo los participantes ejercitaron habilidades socio-cognitivas para, con ejercicios específicos y también en pareja, aprender a tomar perspectiva de aspectos de la propia personalidad a partir de experiencias recientes. 


Al concluir el primer módulo, por ejemplo, se detectaron cambios en áreas en la corteza cerebral vinculadas a la atención, mientras que al acabar los otros dos, centrados en las competencias socio-afectivas y socio-cognitivas, se vieron mejoras en aspectos como la compasión o la toma de perspectiva, con cambios en las regiones del cerebro donde se desarrollan esas capacidades. Además de afectar de forma diferente a la plasticidad del cerebro, los distintos ejercicios mentales también impactaron de manera diferenciada en la respuesta al estrés. 


Los resultados, explica Singer, muestra que adultos sanos pueden mejorar competencias sociales cruciales necesarias para el éxito de la interacción social y la cooperación y reduciendo el estrés, y que cada ejercicio mental tiene un efecto diferente en el cerebro, la salud y el comportamiento. 
"Una vez que hemos entendido qué técnicas de entrenamiento mental tienen qué efectos, podremos emplearlas de una manera específica para apoyar la salud mental y física", destaca.


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