Sábado, 7 de Octubre de 2017

Slackline, el deporte extremo que es furor en Buenos Aires

Es una de las actividades más practicadas a nivel mundial y a pesar de no ser considerada de nivel olímpico, se encuentra en camino a convertirse en una disciplina de ese tipo. Qué hay detrás de este hobby que nació en la montaña.

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Equilibrio mental y físico. Esas son las dos habilidades a desarrollar si se decide practicar esta actividad. Nacida en la montaña, pero trasladada al ámbito urbano, supo ganarse su espacio dentro del mundo extremo y a pesar de no encontrarse dentro de la categoría olímpica como el skate, poco a poco está reuniendo todos elementos para convertirse en tal.

Es un deporte de equilibrio en el que se utiliza una cinta que se engancha entre dos puntos fijos y luego se tensa. Normalmente la cinta es elástica, lo que permite efectuar saltos y movimientos dinámicos, pero también puede ser más resistente sin perder la maleabilidad que permite realizar distintos trucos en el aire.

Surgió en los 80 en el Valle de Yosemite cuando los escaladores Jeff Ellington y Adán Grosowky comenzaron a caminar sobre las cadenas de los parques y cuerdas flojas como una alternativa de entrenamiento en la que usaban los mismo elementos que empleaban en la montaña.

Fuerza, prolijidad, flexibilidad y concentración son las cualidades más importantes que se deben combinar en cada pasada. Allí la precisión y el equilibrio de los movimientos son fundamentales para no caer de la cinta.

Lucas Bailón, explicó que, como todo deporte, tiene un proceso: se empieza con la cuerda bien bajita, caminando y controlando el equilibrio. "Tiene mucho de estabilidad física y mental. Se empieza muy de abajo con la cuerda baja y a medida que vas avanzando y controlando todo vas poniendo más dificultad", dijo.

"La idea es entrenar un mínimo dos veces por semana. Las sesiones de entrenamiento son variadas. Todo depende de lo que uno aguante el tiempo. Puede ser un mínimo de dos horas, eso va variando según la persona", agregó.

 

 


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