Los motivos de las mujeres para engañar a sus esposos están cambiandoUno de los datos más interesantes en el nuevo libro de Esther Perel, "State of Affairs: Rethinking Infidelity" ("Estado de las Aventuras: Repensando la Infidelidad") llega casi al principio. Desde 1990, hace notar la psicoanalista y escritora, la tasa de mujeres casadas que reportan que han sido infieles se ha incrementado un 40%, mientras que la tasa de hombres sigue siendo la misma. Más mujeres que nunca están engañando, nos dice, o están dispuestas a admitirlo. Y aunque Perel utiliza mucho de su libro para examinar el significado psicológico, la motivación y el impacto de las aventuras, ella ofrece poca revisión de lo que significa el aumento en sí mismo. En una generación anterior, esto habría tomado la forma de una separación o divorcio, pero ahora, al parecer, más y más mujeres estaban poco dispuestas a abandonar sus matrimonios y las familias que construyeron durante años o décadas. Ellas tampoco estaban dispuestas a soportar el estigma de un matrimonio públicamente abierto o tener que pasar por el esfuerzo de negociar un acuerdo tan complejo. Estas mujeres estaban girando hacia la infidelidad no como una forma de hacer estallar un matrimonio, sino como una forma de quedarse. Mientras que las narrativas convencionales de la infidelidad femenina muy seguido colocaban a la mujer infiel como un objeto pasivo, las mujeres con las que hablé parecían tener el control de sus propias transgresiones. Parecía haber algo nuevo sobre este acercamiento. Volver a Actualizarte |
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