Una compañía cordobesa creó una cerradura Bluetooth para hacer obsoletas las llaves tradicionales de bronce.
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Al buscarlas, las llaves de la casa o del auto siempre aparecen en el último bolsillo del saco o del pantalón, o en lo más profundo de la cartera. O a veces directamente no aparecen, porque en el apuro cotidiano, con una tostada a medio comer en una mano y
el abrigo en la otra, quedan colgadas del llavero, algo que advertimos sólo cuando ya llevamos caminadas varias cuadras hacia el destino cotidiano.
Además de las molestias que conlleva olvidárselas y tener que volver a buscarlas, las llaves físicas pueden perderse o ser robadas y clonadas fácilmente. Es por eso que las cerraduras tradicionales empiezan a ser reemplazadas en muchos casos por otras más
sofisticadas, que pueden consistir en tarjetas, en una combinación de números a ingresar en un teclado o en algún sistema biométrico, como la lectura de las huellas digitales. Estos sistemas, que ofrecen un mayor grado de seguridad, son generalmente costosos y usualmente adoptados por empresas, hoteles y edificios gubernamentales.