Jueves, 11 de Octubre de 2018

El arca de Noé microbiana que protegerá nuestra salud

Un equipo de científicos ha propuesto crear un repositorio en el que se conserven muestras de microorganismos beneficiosos para nuestra especie.

 
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En un artículo publicado en la revista Science, estos expertos, coordinados por la profesora María G. Domínguez-Bello, del Departamento de Bioquímica y Microbiología de la Universidad Rutgers, plantean que desde la Segunda Guerra Mundial ha aumentado enormemente la incidencia de ciertas enfermedades cognitivas, metabólicas y del sistema inmune, entre las que se cuentan desde la obesidad y el asma hasta la diabetes. Domínguez Bello y sus colaboradores sospechan que los cambios en la microbiota, favorecidos por el mencionado impulso de los procesos industriales, podrían ser un factor común que explique este fenómeno y señalan que nos encontramos ante un debilitamiento del acervo microbiano que los humanos hemos adquirido tras millones de años de evolución. En su opinión, esto podría acabar propiciando una crisis mundial de salud.

Un plan internacional
Para lidiar con este asunto, el equipo que dirige Domínguez-Bello ha propuesto crear un repositorio en el que se conserven los microorganismos beneficiosos, algo así como un arca de Noé microbiana cuyos especímenes estarían tomados de poblaciones que se hubieran mantenido al margen de la influencia de las dietas procesadas, los antibióticos y otros factores que podrían contribuir a esa pérdida de diversidad. Sería el caso de algunos colectivos en África y América del Sur que, hasta ahora, han vivido al margen de la urbanización. Según parece, las sociedades urbanas son las que más han experimentado la pérdida de diversidad en sus microbiotas. En la mayoría de los estadounidenses, por ejemplo, esta es aproximadamente la mitad que en las tribus de cazadores y recolectores que aún perviven en la Amazonía.

Los científicos se han inspirado en el Banco de Semillas de Svalbard, una instalación situada en la isla noruega de Spitsbergen que atesora cientos de miles de muestras de granos. Esto garantizaría la supervivencia de los cultivos en caso de que se diera una catástrofe global.

Dominguez-Bello y los demás coautores del ensayo creen que, en el futuro, podrán prevenirse ciertas enfermedades reintroduciendo los microbios beneficiosos que hayamos perdido. No obstante, para ello es necesario poner en marcha una iniciativa internacional que tenga por objeto recuperarlos y conservarlos.


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