Miércoles, 10 de Julio de 2019

La nueva forma de viajar es el necroturismo

El auge por este tipo de paseo es un sector económico fundamental a escala mundial y disparó el interés por este tipo de lugares, que se conoce como tanatoturismo o turismo oscuro

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El amor mueve el mundo y el morbo, los clickbaits y las cifras de espectadores. Y los motores. Los de los aviones y los de los autos. El morbo rellena los depósitos a través de dos series en streaming. En Gandía una pareja vio El caso Alcàsser y se fue hasta el lugar del hecho para inspeccionar en persona lo que acababan de conocer por la pantalla. En el lugar en el que desaparecieron Desirée, Miriam y Toñi encontraron, aseguraron, unos huesos que resultaron ser falanges humanas. El Instituto de Medicina Legal de Valencia aún los examina. Por ahora, los forenses amateurs en la localidad levantina han sido dos. Los que se desplazan hasta el origen histórico de Chernobyl, la producción de HBO, se empiezan a contar por centenas. De acuerdo con la Junta de Turismo de Kiev, el número de visitantes de la zona afectada por el accidente nuclear se incrementó en un 48%. Este año, prevén que los turistas en el área llegarán a los 100.000. Daniel Liviano, profesor de Estudios de Economía y Empresa de la Universidad Abierta de Cataluña, reconoce que el turismo ligado a la muerte no es un fenómeno nuevo, pero admite que “el auge del turismo como un sector económico fundamental a escala mundial disparó el interés por este tipo de lugares, que se conoce como tanatoturismo o turismo oscuro”. Pero la partícula “tanato” procede de Tánatos, la personificación de una muerte sin violencia ideada por la mitología griega, y en los fallecimientos de quienes pasan a la historia por la forma en la que murieron lo extraordinario es, a menudo, la violencia. Por eso, para hablar del de Chernóbil, quizá se ajuste mejor "kerturismo": Ker es la hermana impetuosa y fuerte de Tánatos, la muerte violenta. Algunos de los viajeros que optan por este tipo de excursión, apunta Liviano, “sienten el viaje como una motivación moral o espiritual y adoptan una actitud de peregrinación secular». Una persona puede visitar el escenario de un genocidio para mostrar empatía con las víctimas, recordarlas y honrarlas, y estar guiada por un sentido de deber moral. "Otros turistas de esta categoría no tienen una motivación para con las víctimas y simplemente visitan estos lugares con un deseo o una necesidad de contactar simbólica y emocionalmente con la muerte”.


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