Miércoles, 3 de Febrero de 2021

Día Mundial Sin Sorbete, una iniciativa para bajar la contaminación ambiental

Las pajitas plásticas se usan pocos minutos y pueden tardar entre 150 y 400 años en descomponerse.

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La reducción de los productos plásticos de un solo uso se ha vuelto una prioridad en varios países del mundo, incluida la Argentina que está mostrando importantes avances en la reducción del uso de bolsas plásticas, sorbetes, vasos y cubiertos descartables.

Y es tan importante esta tendencia que hoy se celebra por ejemplo en el marco del Día Mundial sin Sorbetes. Llamadas pajitas plásticas en Argentina, los sorbetes han sido uno de los productos plásticos más cuestionados, primero por los ambientalistas y luego por la comunidad en general. Los plásticos de un solo uso constituyen una creciente amenaza para los entornos urbanos debido a que suelen ser descartados rápidamente.

Se estima que cada sorbete se usa unos pocos minutos y puede tardar entre 150 y 400 años en descomponerse; es, además, el cuarto residuo plástico más común en las costas y los océanos. A su vez, en el caso de las bolsas plásticas, se calcula que, desde la entrada en vigencia de la prohibición dejaron de entregarse 500 millones de bolsas por año.

Desde la Secretaría de Ambiente de la Ciudad informaron a Infobae que la misma continúa trabajando en el control del uso de los plásticos de un solo uno que fueron anunciadas en años anteriores. Según la información brindada, la prohibición de la entrega de sorbetes surge de la Resolución-2019-816-GCABA-MAYEPGC y es complementaria de la prohibición de entrega de bolsas plásticas de un solo uso que entró en vigencia en enero de 2017.

“Desde hace tiempo Buenos Aires trabaja para desalentar el uso de los plásticos de un solo uso, entre ellos los sorbetes, debido a su impacto en el ambiente. Junto con otras ciudades como Pinamar, Mendoza y Ushuaia se encuentra a la vanguardia de este tipo de acciones que permiten garantizar una mejor calidad de vida para todos los ciudadanos”, aseguró Eduardo Macchiavelli, secretario de Ambiente.

Este año, la Ciudad entregó más de 23.000 sorbetes y 9.500 bolsas plásticas a la ONG Alma Reciclada para fabricar elementos con plástico termofusionado. Estos elementos fueron decomisados en distintos operativos de control realizados por la Agencia de Protección Ambiental (APrA) para dar cumplimiento a las resoluciones que se encuentran vigentes en la Ciudad y que prohíben la utilización, entrega y expendio de sorbetes y bolsas plásticas de un solo uso. Alma Reciclada es una organización de mujeres que transforman bolsas plásticas, sorbetes y lonas publicitarias en desuso para transformarlos en billeteras, cuadernos, agendas, macetas y estuches para anteojos. Además, ofrecen talleres de reciclado y educación ambiental.

Un día particular

El Día Mundial sin Sorbetes surgió con el objetivo de generar conciencia y difundir el rechazo al sorbete plástico. Esta iniciativa es un proyecto de la asociación Low Carbon France que invita a todos aquellos que quieran sumarse a realizar acciones para exponer los riesgos ambientales del uso de los sorbetes.

Muchas empresas están estableciendo objetivos ambiciosos para poner fin a estos desperdicios y reinsertarlos en el proceso productivo. La Red Argentina del Pacto Global de Naciones Unidas, la iniciativa más importante del país en materia de RSE y desarrollo sostenible, ha priorizado a la EC en su agenda de trabajo 2021, como una de las iniciativas más positivas hacia el logro de los ODS.

Marcelo Corti, director Ejecutivo de Desarrollo Sustentable de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, explicó que a partir del 21 de noviembre no se permitió más la utilización, entrega y expendio de sorbetes plásticos de un solo uso. “En este sentido, lo importante es que empezamos a cambiar nuestras conductas en pos de un ambiente más sano. Nuestros jóvenes lo entienden perfectamente, no están dispuestos a los plásticos de un sólo uso a cambio de hipotecar su futuro, por eso dejaron hace tiempo esa costumbre de usar “pajitas” que aún a los más grande nos puede costar un poco más”, explicó el experto.

Y agregó: “Esto nos debe preparar para lo que viene en una nuestra convivencia con el planeta, nada de bolsas plásticas, llevar el “tupper” al chino (si compramos por peso), usar papel para levantar la caca del perro y muchas otros aportes que podemos hacer. ¿De quién aprendemos? De nuestro jóvenes. Ellos ya lo entendieron. Sería muy triste pasar a la historia como la generación que no entendió nada”.

La doctora Verónica Torres Cerino, Jefa del Servicio de Toxicología y Medio Ambiente del Departamento de Emergencias del Hospital Universitario Austral, explicó que “la conciencia ambiental es una forma de vivir la vida, preocupándonos y ocupándonos por el medioambiente y protegiéndolo con el fin de conservarlo y de garantizar su equilibrio ahora y para las generaciones futuras”.

La especialista detalló tres acciones principales para contrarrestar el daño ambiental:

• Cuidar el agua, sólo el 3% del mundo es potabilizable, y la energía, la gran mayoría viene de fósiles y eso genera el calentamiento global exacerbado que se está viviendo y que conlleva, por ejemplo, a desastres naturales.

• Bajar el uso de las sustancias químicas, como por ejemplo los aerosoles, los limpiadores o los productos para el cuerpo.

• Rechazar el plástico de un solo uso como las bolsas de supermercado, el packaging, los sorbetes o botellas descartables.

Según Torres Cerino, la conciencia ambiental “está en línea directa con el cuidado de la vida, que es el sello distintivo de todos los que hacemos salud, pero que, además, es uno de los aspectos que nos hace humanos. Debemos ser conscientes de que una de las causas que más deteriora la naturaleza es el hombre y que nosotros debemos garantizar la continuidad de la vida sobre la tierra protegiendo a toda forma de vida y su entorno”.


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